Introducción a la Tecnología Wearable
Vivimos inmersos en la era digital, la cual ha copado prácticamente todos los aspectos de nuestra vida. Aún quedan supervivientes, los cuáles aborrecen de cualquier contacto con la tecnología, por pequeño que sea. Gente lúcida, en mi opinión.
Hay una rama de la tecnología que ha cobrado protagonismo en los últimos años, los Wearables, dispositivos que han evolucionado desde simples pulseras de actividad física hasta lo que hoy en día se llega a ofrecer, auténticos dispositivos de última generación de rendimiento deportivo. Con la capacidad actual de algunos sensores, se puede llegar a pronosticar enfermedades cardiacas, por ejemplo, ya que algunos de estos sensores pueden llegar a hacer electrocardiogramas de forma rudimentaria, pero suficiente.
Wearables y el Futuro del Transhumanismo
Actualmente estos dispositivos se mantienen en la parte exterior de nuestro cuerpo: relojes inteligentes, pulseras de actividad, anillos de medición, etc. Me imagino que en futuro no muy lejano se empezarán a introducir dentro del cuerpo a través de lentillas, chips bajo la piel, o incluso directamente en el cerebro. Proceso digno de una película de ciencia ficción, que con la excusa de tomar métricas cada vez más exactas, violarán de forma flagrante nuestra intimidad, accediendo incluso a nuestros pensamientos.
En el futuro, los seres humanos seremos cada vez menos seres y menos humanos, y empezaremos a ser lo que algunos autores ya califican como “transhumanismo”, una mezcla de humano y máquina. Conmigo que no cuenten. Dentro del mundo del bienestar físico y mental, todavía se valoran los métodos tradicionales como el yoga, que nos recuerda la importancia de nuestra humanidad dentro de la era digital.
¿Pero qué significa esta evolución tecnológica para estas prácticas antiguas como el yoga?
Yoga y Wearables: Monitoreo del Bienestar Físico y Mental
Normalmente estos dispositivos se suelen comercializar para que el público en general lleve una medición de parámetros básicos de salud y ejercicio físico: medición del sueño, estrés, conteo de pasos, monitoreo de actividad física, etc. No son realmente relojes, sino pequeños ordenadores que tienen una función: medir parámetros fisiológicos y en base a ellos, proporcionar datos.
Habiendo nacido en el 89, me considero un “retro” a nivel tecnológico, pero no me asusta hacer mis pinitos con tecnología más puntera. Hace poco me agencié un relojito de estos con la tecnología más puntera actualmente. De hecho, mientras escribo estas palabras, ya ha salido una versión más moderna con mejores sensores. Una de las idioteces de la tecnología actual: en apenas unos meses, lo que te has comprado ya está desfasado.
Aparte de utilizar este dispositivo para hacer mediciones de los ejercicios físicos que hago a lo largo de la semana, lo utilizo también para tomar datos de mi práctica regular de yoga, y he aquí que han sido estas mediciones las que me han hecho reflexionar sobre el impacto fisiológico de una práctica de yoga tradicional. Especifico yoga tradicional, porque hoy en día hay prácticas de yoga vigorosas con enfoques más deportivos que nada tienen que ver con una práctica tradicional. Hablo del yoga que practico, Vinyasa Krama, dentro de la tradición de Krishnamacharya,.
Hace unos días monitoreé una sesión de yoga que hice por la mañana, con una duración de 43 minutos. Los datos recogidos por el dispositivo revelan varias dimensiones interesantes:
Consumo Calórico y Frecuencia cardiaca: Con un gasto calórico modesto de 60 calorías y una frecuencia cardiaca promedio de 56 ppm, los datos sugieren que la práctica fue de baja intensidad. Realmente, todas mis prácticas de yoga son de baja intensidad.
Respuesta Cardiovascular: La frecuencia cardíaca máxima alcanzada fue de 79 ppm. Eso es prácticamente un poquito más que las de reposo. El efecto del entrenamiento registrado fue nulo tanto en el ámbito aeróbico como anaeróbico. Esto es coherente con el objetivo del yoga de mantener la integridad física y reducir el estrés sin exceder los límites del cuerpo.
Nivel de Estrés y Descanso: Los datos de estrés mostraron que la mayor parte de la sesión fue percibida por el reloj como un período de descanso (indicado en azul), similar a una siesta o durante el sueño. Esto refleja la efectividad de mi práctica para inducir un estado de relajación profunda.
En resumen: para el «reloj», no he hecho nada a nivel de entrenamiento. No tiene en cuenta ningún parámetro, porque son tan bajos que no se tienen en cuenta. Ni siquiera me ha dado una palmadita en la espalda por lo bien que he practicado sin esfuerzo alguno.
Sin embargo, he movido todo el cuerpo en todas direcciones. La sangre ha fluido, los órganos internos se han movido, el corazón ha trabajado sin estrés. El sistema nervioso se ha regulado. Sentía el cuerpo ágil, ligero. Hice muchas respiraciones profundas. No tuve tanta concentración como quisiera, pero terminé calmado. En un estado que podría definir como “mentalmente estable”. Esto no hay actualmente ningún dispositivo que lo mida, y si lo hiciera, yo no sería su comprador.
Mención especial tienen para mí los datos de estrés. ¿Cómo puede ser posible que el reloj considerara mi práctica como una siesta, si yo estaba haciendo ejercicio? ¿Qué consideramos que es hacer ejercicio? Quizás habría que empezar a reflexionar sobre esto.
Reflexión personal sobre los Beneficios Tradicionales del Yoga
Se me ha enseñado que en yoga el corazón no debe sufrir estrés innecesario y debe incluso descansar, especialmente en las posturas invertidas. Existen contracciones concéntricas, excéntricas o isométricas de la musculatura, se mueven las estructuras articulares, pero el pulso debe estar bajo o con muy poco incremento, porque nos movemos con la respiración y a través de la respiración. La mente debe terminar tranquila, calmada. El cuerpo también.
Los yogis descubrieron una forma de hacer ejercicio que lejos de desgastar el sistema, lo recupera e incluso lo optimiza para funcionar mejor y poder afrontar las tareas diarias con otro ánimo. Se puede hacer ejercicio sin desgastar el cuerpo. Este es el gran aporte del yoga tradicional dentro de la miríada de formas de ejercicio físico que hay disponible actualmente.
Los datos recogidos por mi dispositivo me hacen reflexionar sobre el impacto de la práctica de yoga en el sistema nervioso, que al final es el sistema “rey” por excelencia, y cómo lo regula y equilibra. Hoy en día, donde las disciplinas de ejercicio físico como el Crossfit y similares, en las cuales existe un machaque sistemático al cuerpo y muchas veces, lejos de proporcionar salud, la quitan, este punto de vista antiguo y tradicional sobre el ejercicio y la salud vale la pena tenerlo en cuenta y al menos sopesarlo.
Y si nos metemos dentro del yoga actual, donde este ha quedado relegado como una rama más del “fitness” o como una suerte de gimnasia circense y contorsionista, este enfoque tradicional vale la pena mantenerlo y enseñarlo, si se tiene la posibilidad de hacerlo. Esto es a lo que estoy comprometido en Huelva desde hace ya 7 años en mi centro de yoga Achala, donde imparto clases regularmente.
Toda esta reflexión gracias a un dispositivo electrónico, no está mal, ¿eh? Pero antes de terminar, he de dar un aviso a los lectores,
¿Significa este artículo que el ejercicio físico brindado por el yoga es el único válido y necesario para el cuerpo? No. Pienso que el ejercicio físico tradicional, sea aeróbico o anaeróbico, sea de fuerza, resistencia, etc, también es necesario e incluso compatible con la práctica de yoga. Pero de esto hablaré próximamente, ya que es un tema que también he explorado recientemente.
Gracias por la lectura.
¡Hasta la próxima!
Soy Adriano, fundador de Achala, un centro de yoga donde enseño con pasión y amor desde 2018. Me inicié en el yoga hace 10 años y, desde entonces, me dedico a aprender y transmitir su esencia. Mi objetivo es enseñar lo que realmente significa el yoga: concentración y paz mental.