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Achala Centro de Yoga
Las clases con Adriano te invitan a detenerte y a la escucha interna. Una de las claves de su práctica es el tener la atención en la respiración como ancla al presente. Adriano es una persona que se percibe que ama lo que hace, y se mantiene en continua formación. Recomiendo a todo el que le interese conocer el mundo del yoga y su filosofía probar centro Achala, ya que las clases son adaptadas para cualquier nivel de práctica. Gracias por compartir siempre lo mejor de ti Adriano.
Hola, buenas. Soy Antonio Haldon Garcia, un hombre mayor que estaba desesperanzado y creía que no podía hacer nada. Jamás pensé que podría tirarme al suelo, pero mi hija y mi mujer insistieron en que asistiera a clases de yoga. Hoy, me alegro enormemente de haber tomado esa decisión. Cada día estoy más contento y he logrado recuperar la movilidad para ponerme de rodillas, tirarme al suelo y realizar posturas invertidas. Pero lo mejor de todo es que estoy aprendiendo a respirar correctamente y a concentrarme, lo que ha mejorado notablemente mi estabilidad y equilibrio.
Hace días, me pedía mi profesor de Yoga una opinión sobre mi experiencia en el centro.
Personalmente tengo que decir que acudir al centro fue para mí una conexión interna con mi persona ya que desde pequeño, recuerdo haber hecho estiramientos y posiciones que son claramente asanas.
Por otro lado me sirvió como asentamiento personal permitiéndome adquirir confianza personal y estimulo a la vez que paz.
Si bien empezamos con una disciplina rígida y seria como es el yoga Iyengar, el centro ha ido evolucionando para posteriormente irse transformando en el yoga que hoy se practica más enfocado al pranayama.
Tanto en una disciplina como en otra me encontré siempre cómodo pues la predisposición del alumno, a mi entender, siempre debe ser la de absorber y aprender la enseñanza del maestro.
Personalmente, considero que la evolución del centro ha sido buena pues la aplicación del nuevo método hace más factible la posibilidad de que el alumno interiorice la postura con un mayor conocimiento corporal y mental en la búsqueda del mantenimiento de la postura o asana dentro del control respiratorio para completar el control del prana ayudando así al crecimiento individual y personal y no sólo el ejercicio del asana.
Esencial es también el espacio dedicado al prana con las prácticas respiratorias, pues nos permite controlar y crear un control respiratorio del todo necesario, especialmente como contraposición a la sociedad actual donde todo urge, todo es inmediato, todo es ya y ahora sin tener en cuenta nada más, perdiendo todo espacio personal de conocimiento interno y de paz personal en definitiva.
Mi valoración del centro es positiva así como la de su profesor pues es alguien que mantiene su formación constante en la búsqueda del conocimiento adecuado para la buena práctica de yoga.
Por tanto considero totalmente recomendable y buena la práctica de Yoga en el centro.
Hace días, me pedía mi profesor de Yoga una opinión sobre mi experiencia en el centro.
Personalmente tengo que decir que acudir al centro fue para mí una conexión interna con mi persona ya que desde pequeño, recuerdo haber hecho estiramientos y posiciones que son claramente asanas.
Por otro lado me sirvió como asentamiento personal permitiéndome adquirir confianza personal y estimulo a la vez que paz.
Si bien empezamos con una disciplina rígida y seria como es el yoga Iyengar, el centro ha ido evolucionando para posteriormente irse transformando en el yoga que hoy se practica más enfocado al pranayama.
Tanto en una disciplina como en otra me encontré siempre cómodo pues la predisposición del alumno, a mi entender, siempre debe ser la de absorber y aprender la enseñanza del maestro.
Personalmente, considero que la evolución del centro ha sido buena pues la aplicación del nuevo método hace más factible la posibilidad de que el alumno interiorice la postura con un mayor conocimiento corporal y mental en la búsqueda del mantenimiento de la postura o asana dentro del control respiratorio para completar el control del prana ayudando así al crecimiento individual y personal y no sólo el ejercicio del asana.
Esencial es también el espacio dedicado al prana con las prácticas respiratorias, pues nos permite controlar y crear un control respiratorio del todo necesario, especialmente como contraposición a la sociedad actual donde todo urge, todo es inmediato, todo es ya y ahora sin tener en cuenta nada más, perdiendo todo espacio personal de conocimiento interno y de paz personal en definitiva.
Mi valoración del centro es positiva así como la de su profesor pues es alguien que mantiene su formación constante en la búsqueda del conocimiento adecuado para la buena práctica de yoga.
Por tanto considero totalmente recomendable y buena la práctica de Yoga en el centro.
Para mí hablar de yoga es hablar de Adriano. Descubrí a Adriano impartiendo otras disciplinas, un profesor que le gustaba lo que hacía y le preocupaba enseñar bien. Cuando me enteré de que abría su centro de yoga «ACHALA» no dudé en irme con él, y ahí empezó mi experiencia con el yoga. Cinco años ya. El yoga ha sido un punto de inflexión en mi vida.
Gracias a la práctica de yoga he descubierto una calma y serenidad que antes me costaba encontrar. En mi día a día voy aprendiendo a gestionar mis impulsos y pensamientos, a reconocer mi respiración y saber tranquilizarme a través de ella, todo esto hace que vaya avanzando en mi propia práctica personal.
Las clases son dinámicas y Adriano como profesor sabe adaptarse a las necesidades de cada alumno ya que según nos enseña: «es la práctica la que debe adaptarse al cuerpo a través de la respiración».
Espero seguir creciendo en mi práctica.
Gracias Adriano por haber sabido plantar la semilla del yoga en mi vida.
Empecé con Adriano en otro centro, desde entonces estoy con él . Cuando abrió las puertas de Achala, allá que me fui, para acompañarlo en su nueva andadura.
Adriano es una persona perseverante, con un tesón que llegas a admirar. Todos los conocimientos que aprende y estudia, te los trasmite de una manera fácil, para que el alumno los vaya absorbiendo como una esponja. Para mi es un regalo, por este motivo lo seguí. Es insistente en la base del yoga, para que el alumno tenga unos cimientos en los que asentarse.
Achala me ha aportado entre otras cosas, paz mental, llegar a esto no es fácil, viene con los años de práctica, y conseguirla en mi día a día aunque sea por momentos es un triunfo. En lo físico, me ha ayudado a corregir mis posturas, contribuyendo a sentirme mejor físicamente, que era lo que pretendía en un principio, cuando entré en el centro .
Lo que he aprendido es que no se trata de llegar, se trata de continuar.
Hola mi nombre es Patricia y os comentaré brevemente mi experiencia con el Yoga y en especial con Adriano en el centro Achala.
Yo comencé mi practica hace 5 años por pura necesidad debido a mis problemas en la columna vertebral lo que me llevaba a sufrir dolores prácticamente a diario. Mi vida cambió no solo a nivel físico, ya que esos dolores desaparecieron casi en su totalidad, sino también a nivel mental. Es una forma de vivir.
Por circunstancias y casualidades de la vida, hace 8 meses afortunadamente, tuve la suerte de entrar en el centro Achala, y supuso un punto de inflexión en mi práctica. Adriano es un gran profesional, atento, ofreciendo una atención lo más individualizada posible. Por otro lado, otra gran diferencia del yoga que practicamos en Achala con respecto al que practicaba anteriormente, es la importancia que le da a la respiración. Fundamental para una buena práctica, evolución y un buen estado de salud en general.
Totalmente recomendable y necesario.
Decidí apuntarme a las clases de yoga en Achala para aprender a “respirar” en el sentido de que sé que es lo que le hace falta a mi cuerpo y a pesar de que llevo muy poquito, lo que sí puedo decir es que me gustaría pasar el resto del día en el estado de bienestar en el que salgo de las clases. No sabría ponerle un nombre pero es el estado en el que deberíamos sentirnos todos al menos un ratito al día.
Había escuchado hablar de Achala y de Adriano.
Pepi una cuñada de mi hermana practicaba yoga allí, yo lo hacía en otro centro, así que en varias ocasiones hablamos del tema. Fue en Diciembre del 2020 después de la terrible pandemia de COVID que nos tuvo desconectado de todo a todos cuando entre en contacto con Achala, mi hermana se había incorporado poco antes, así que me animó a conocer al citado centro y su gerente, Adriano, mi profesor.
La primera clase fue una comparativa, porque era un método tan diferente, tan distinto, que parecía una cosa nueva, no había música, los asanas se practicaban mucho más ralentizados y se dada mucha importancia a la respiración.
Después de terminar la clase estuve hablando con Adriano expresando mi opinión de lo que había sentido. Él me contestaba («la música no hace falta»), intentaba explicarme en un breve momento que se trataba de un método llamado VINYASAKRAMA. Así me incorporé a su grupo, poco a poco empecé a darme cuenta de la importancia de la respiración, de escucharla en su fase natural, en ujjayi, haciendo pranayama, etc. Porque a partir de escucharla (su música) empiezas a sentirla, a intentar controlarla, sincronizando los movimientos de cada postura, ya sea de estiramiento, torsión, equilibrio, invertidas, bandhas y mudras con el ritmo de dicha respiración, siendo ella la que dirige toda la actuación del ejercicio.
Adriano siempre dice que hay que estar cómodo a la hora de hacer cualquier ejercicio, que no debemos querer conseguir resultados sin control porque nunca lo lograremos; dando siempre una alternativa menos compleja. Pero aquí entra la mente.
La respiración también aquieta la mente y, esa quietud es esencial para darnos cuenta de que la mente es un instrumento que en todo momento quiere dirigirnos, así que sin darnos cuenta no somos nosotros quien usa la mente sino todo lo contrario es ella la que te utiliza a ti.
Cuando tienes quietud empiezas a escuchar una voz dentro de ti que te dice que no es la mente; supongo que es la búsqueda de mi verdadero yo, la conciencia o el ser (purusa). Que a la misma vez te va acercando a lo divino (isvara).
Me siento afortunado de pertenecer a Achala, de tener a Adriano como profesor y guía, al cual no sabría expresarle mi enorme gratitud por su dedicación, esfuerzo, paciencia, equilibrio y sabiduría que día a día expone para hacernos sentir bien «contentos».
Om Shaantih Shaantih Shaantih
Hay un antes y un después en mi vida desde que empecé a practicar yoga. Que decir del centro Achala y de mi profesor, Adriano. Llegué al centro Achala buscando ayuda. Necesitaba recuperarme de una operación de espalda. Pero encontré muchas más cosas. Nunca había oído hablar Patañjali, Ramaswami, asanas, ni nada parecido. Todo era desconocido para mi, pero poco a poco me fui enriqueciendo de esta disciplina tan beneficiosa para el cuerpo, la mente y el alma. Achala tiene algo especial. Son sensaciones que te envuelven. Es un lugar donde se respira mucha tranquilidad y paz. Esas sensaciones hay que agradecerrselas a mi profesor, Adriano. Él es especial, cuida cada detalle. Desde el aroma del centro, hasta la luz que recibimos cuando practicamos las clases. Me gusta su forma de enseñar, te lleva de la mano con paciencia y sabiduría. Suele compartir muchas experiencias y anécdotas con nosotros, y me encanta cuando termina sus clases con reflexiones. Mi vida también ha cambiado para mejor desde que practico la filosofía del yoga. A nivel físico, mi espalda está perfecta. Agradezco a Adriano todo lo que he aprendido, y todo lo que queda por aprender. Simplemente, GRACIAS.
Tengo que decir que empecé a practicar yoga por primera vez con Adriano en julio de 2020. Impulsada y aconsejada por unas amigas que practicaban yoga con él. Fue una época de mi vida en la cual yo andaba como se suele decir “como pollo sin cabeza”. Tanto emocional como físicamente. El empezar la práctica de yoga me costó mucho. Mis primeras clases me las pasaba llorando ya que no sabía estar parada y relajada. Mi cuerpo y mi mente no me lo permitían. La forma de impartir Adriano las clases me fue enganchando, sentía que iba mejorando en todos los aspectos. Supo hacerme conectar con sus clases. Me transmitía una paz increíble y lo más importante, empecé a escuchar a mi cuerpo y mente. Ya que nunca antes me había dado la oportunidad. Supo darme lo que yo necesitaba en ese momento. Me enseñó a saber PARAR. Empecé a ver un cambio en mi estilo de vida, ya que dejé aparte las prisas y mis propias exigencias que tanto daño me hacían, sin siquiera yo saberlo.
Hay virtudes de Adriano que saltan a la vista: preparación, dedicación y entrega al Yoga. Su forma de transmitir tan sencilla y profunda hacen que sus clases sean muy productivas para el bienestar de nuestro cuerpo. Adriano ha conseguido como profesor que me guste practicar Yoga. La mejor decisión que tomé, con el mejor profesor de yoga.
Para mí conocer a Adriano, Achala Yoga y Vinyasakrama ha sido toda una bendición. Ha sido descubrir que existe un camino para la salud integral y el conocimiento del ser verdadero, más allá de la mente, y que está al alcance de todo ser «humano». Llevo dos años asistiendo a las clases y espero seguir haciéndolo. Mi más profundo agradecimiento.
Para mi comenzar asistir a clases en el centro Achala fue un regalo personal que me hice en enero del 2021. Fui alumna de Adriano de Bodybalance en un gimnasio, siempre me gustó mucho como daba las clases, muy pedagógico, su forma de dar las clases me motivaba para seguir asistiendo, me sentía muy bien. Cuando inicio su andadura en el centro y dejo las clases en el gimnasio me sentí huérfana, lo echaba mucho de menos, seguía asistiendo a clases de Bodybalance pero teniendo muy presente a Adriano, su voz y la indicaciones que daba. Siempre me preguntaba, cuando había una nueva coreografía, ¿cómo nos diría Adriano que es mejor hacer esta postura para sentirla y disfrutarla mas? Lo tenía muy presente. Empece a seguir el centro por Facebook, me sentía conectada de alguna manera y quería estar allí, nunca había practicado antes Yoga, solo asistí una vez a clase con Adriano en el gimnasio y me gustó
Así que el 11 de enero del 2021 hice realidad mi presencia en Achala. Comencé asistir a clase muy motivada y emocionada, allí estaba para aprender, observar todo y comenzar una nueva etapa. Yo sabia de lo beneficios físicos de la practica de Yoga y también de los mentales, pero nunca creí que los segundos iban a ser tantos. En ese momento de mi vida pasaba por una situación familiar complicada por la que empece a tener crisis de ansiedad, entre otras herramientas para gestionarla tenía la medicación y mi terapia psicológica. Con el objetivo de mejorar mi salud mental, mi psicóloga me decía que debería hacer todo aquello que me hiciera sentirme muy bien. Yo hacia habitualmente deporte, diferentes clases dirigidas en el gimnasio antes mencionado, y natación, algo que hace sentirme realmente bien y disfrutar mucho.
Como he dicho antes, cuando Adriano dejó el gimnasio lo seguía teniendo presente y siempre me planteaba apuntarme a su centro y me dije, pues vas hacerlo y me decidí asistir a clases en Achala, fue mi regalo personal, era algo que creía me iba hacer sentir bien. Nunca pensé que los beneficios mentales del Yoga fueran tantos y me ayudaran tanto, la respiración ujjayi ha venido para quedarse en mi vida, por la capacidad de concentración, relajación respiratoria y calma mental que me proporciona, en muchas ocasiones me ha sido una herramienta valiosísima para la gestión de mis crisis de ansiedad y por supuesto la práctica de pranayama. Al principio de mis clases me sentía torpe con poca capacidad para realizar las asanas, mi cuerpo, como dice Adriano, se quejaba mucho, sobre todo mi cuello, me ha costado sentirme tranquila en las postura y disfrutar de sus beneficios, esto ha empezado a suceder cuando he conseguido controlar mi respiración y tomar conciencia de mi yo y del ahora, lo cual para controlar la ansiedad es fundamental. Ahora me siento fluir disfruto mucho las clases, he conseguido empezar hacer posturas invertidas en el espacio, sin el apoyo de la pared, eso me ha motivado mucho, pero todo ha sido gracias al control de la respiración, algo en lo que insiste muchísimo Adriano ya que es uno de los principios del sistema que practicamos. Cada vez mas desarrollo una respiración constante y sutil que me permite aumentar mi capacidad para realizar las asanas. También he aprendido mucho a conocerme a través de la práctica de Yoga, he vivido momentos en clases de pura paz interior, de bienestar físico, mental y conmigo misma. Adriano esta muy pendiente de su alumnado y se ocupa mucho de su formación para luego transmitirnos los saberes adquiridos. La filosofía que se encuentra detrás de la práctica de Yoga ayuda a desarrollar una vida más plena.
Empecé mis clases en Achala a principios del 2018.
Atravesaba un momento personal muy difícil. Mi vida era: trabajar, hacer la casa y cuidar a mis hijos. Siempre recordaré mi primer día de clase porque me di cuenta de que mi vida iba a cambiar por completo.
Han pasado 5 años y doy gracias por haber conocido a mi profesor Adriano, una gran persona con la que he aprendido y aprendo lo que es el yoga.
Nuestro camino actual con vinyasakrama está cambiando mi vida.
Es una de las mejores decisiones que he tomado.
Dar clase con Adriano, me ha llevado a aprender a conocerme y respetarme, poniendo conciencia en moverme con mi respiracion, para saber dónde está el límite de no dejarme dominar por el ego, y sin embargo motivándome a seguir avanzando y progresando en mi práctica. Su entusiasmo es contagioso y lo transmite en sus clases, junto con todo lo que aprende en su afán de mejorar para compartirlo todo generosamente con sus alumnos.
Comencé a practicar yoga en el 2015. Para mí, el yoga ha sido todo un descubrimiento, un gran tesoro. De pequeños nos educan a ser competitivos, inconformistas, rápidos, fuertes, los cinco sentidos activos en todo momento, tener todo bajo control siempre. Ahora reseteo aprendizajes. Precisamente esto va de todo lo contrario. Hay que ser suaves,sutiles, tener tranquilidad y calma y la mirada y el enfoque debe ser interior: casi ná.
Comencé en Achala desde sus inicios, enero 2018, con «Yoga lyengar», en el cual, se usaban bloques, mantas, correas, sillas …. ayudaban a realizar las posturas, puesto que se hacía hincapié en la alineación, precisión de la postura y mantenerlas por tiempo y así aprovecharlas al máximo. Se debía prestar atención a la respiración y movimiento pero desde la perspectiva de una postura perfecta. Lo cual, me generaba tensión. Con el sistema Vinyasa krama, desde septiembre 2019. Cada postura se practica con vinyasas (movimientos y variaciones) y hay mucha diversidad, cada uno de ellos están sincronizados con la respiración. La respiración es controlada y lenta al igual que el movimiento, por tanto la concentración es máxima. Con este sistema he descubierto que todo esta conectado entre sí (cuerpo y mente) y el nexo de unión es la respiración. No le da importancia a la perfección de la postura, sino a cómo se respira en cada una. Además la practica se adapta al practicante y no al contrario, moviendo todas las partes de nuestro organismo. Muy importante es tener un buen profesor que transmita sus conocimientos de un modo que se entienda, que sea apasionado y curioso y que tenga humildad, que como él dice «yo soy también aprendiz».
Gracias Adriano, gracias por hacernos ver que lo importante, no es llegar, ni mantener, ni ser flexibles, sino la práctica personal, extender la esterilla, eso es lo complicado. «Menos es más» una frase con mucho sentido y que me la repito de modo contínuo. Me siento muy agradecida al Yoga, al método Vinyasa Krama y a Adriano por ser mi profesor.
Namaskar.
Llegué a las clases de Adriano por casualidad, después de haber probado en varios centros el yoga (el “comercial”) sin encontrarle el punto, mira que quería, eh? Ya había oído hablar de los beneficios de la práctica a nivel físico y mental y pensaba que tenía que ser para mi. Después de casi 3 años, con parón de pandemia y días que la conciliación es imposible, ir a Achala es un imprescindible en mi vida. No estoy más delgada, la asana que se me da mejor es la del muerto (aunque Adriano insiste en lo complicado de mantenerla:) y el control de la respiración está siendo una batalla complicada de ganar, pero sí que puedo asegurar que salgo de cada clase más feliz, más relajada, más consciente de mi cuerpo y de las “malas posturas” del día a día que hay que ir corrigiendo, mi espalda creo que es la está más agradecida a la práctica! Así que sólo puedo recomendaros que probéis, y una vez que lo probéis, que sigáis, porque merece la pena.
Yo nunca había practicado yoga, ni siquiera deporte, salvo andar de manera regular.
Comencé en Achala hace más de 3 años. Fue un “encuentro” apasionante. Aquí continúo, espero que por muchos años más.
Está siendo una práctica que trasciende lo físico (estiramientos, ejercicio…). En Achala se nos enseña a movernos en las posturas con la respiración. Algo que parece tan nimio, pero que se convierte en tarea diaria y reto constante en nuestras clases. Supone trabajar a la vez, en coordinación, respiración, movimiento y concentración. Atendiendo no solo al aspecto saludable de lo físico, sino también de lo fisiológico (órganos internos).
Adriano nos acerca a las diversas vinyasas y asanas desde nuestras propias posibilidades, con un gran número de variaciones en las que podemos ir progresando con paciencia, constancia y tesón. No es un “hacer por hacer”. Se nos explican los beneficios concretos que tienen las posturas y el ”por qué” de cómo se tienen que ejecutar. Además, se nos van dando contenidos teóricos y filosóficos sobre esta forma sistematizada de enseñanza del yoga que practicamos (Vinyasa Krama), invitando siempre a la reflexión y al estudio personal más profundo.
Para mí está siendo una gran experiencia de aprendizaje a nivel personal. Voy siendo consciente de mis progresos, no sólo a nivel físico: fuerza, elasticidad, flexibilidad… También a nivel de respiración, a través de los distintos pranayamas, y de concentración.
Soy una persona creyente, profesando una religiosidad cristiana católica, y mi práctica de yoga en Achala, aporta y completa mi espiritualidad, mi experiencia trascendente, así como mi ética y “modo de estar en el mundo”.
Adriano es una persona inquieta y en constante búsqueda. Esto le lleva a estar formándose y aprendiendo constantemente, a la vez que nos transmite dicho aprendizaje. Así, la práctica de yoga en Achala no es algo estable y finito, sino que está en constante evolución hacia la esencia integral del yoga.
Desde mi experiencia personal: ¡Una pasada!
Hoy ha sido mi segunda clase por eso es pronto para poder opinar demasiado.
Sí puedo contar que ir a las clases me transmite paz y salgo de ellas con el corazón más sereno. El ambiente de clase, los silencios, la voz del profesor, el olor a esencias…me hacen sentir tranquilidad, sosiego, calma…sensaciones que aportan felicidad a mi vida. Si a esto sumamos beneficios para mi cuerpo, se crea un cóctel perfecto.
Estoy segura que practicar yoga me ayudará a echar el freno en este ritmo de vida tan agitado que llevo. Espero que merezca la alegría.
Achala es un espacio con buen ambiente para la práctica de yoga, siempre con unas clases de altísima calidad profesional.
Adriano, nuestro maestro, nos hace conectar con la verdadera esencia del yoga, explicando, con todo detalle, cómo hacer la práctica con autocuidado, tomando conciencia y escuchando nuestro cuerpo para evitar lesiones y disfrutar de cada momento de la clase.
Después de 20 años practicando yoga no puedo sentirme más agradecida.
Es un regalo continuar aprendiendo con una persona que ama lo que hace y transmite seguridad y sabiduría.
Mi trayectoria en Achala podría ser calificada como exigua en base al tiempo de práctica, algo menos de un año, y, esta percepción, distaría mucho de la realidad. Si, en cambio, tomamos en cuenta un parámetro mucho más fiable: los resultados obtenidos con independencia del tiempo, mi recorrido es sin duda largo y significativo.
De mi primera clase destacaría dos cosas. Un pensamiento que cruzó mi mente a los pocos minutos de comenzar la práctica, aún cuando no sabía muy bien que era el YOGA, pensé: “Creo que es la primera vez que practico yoga de verdad, aquí me quedo”. Lo que sentí al terminar, paz y felicidad, con una sonrisa en la cara volví a mi rutina y esta se quedó conmigo para hacerme compañía el resto del día.
A día de hoy podría enumerar un sinfín de hitos que han marcado mi progreso. A nivel corporal: mejora postural, alivio del dolor de cuello, espalda y menstrual, reducción de los efectos de afecciones crónicas, sinusitis y tendinitis. A nivel mental: disminución del estrés y aumento de la concentración, quietud. A nivel personal: conocerme. Y, sin embargo, mi mayor logro creo que lo alcancé el primer día, dibujar una sonrisa en mi rostro.
Gracias, Adriano.
Siempre he tenido interés en aprender yoga, una práctica milenaria que mejora la salud física y mental y con un importante contenido filosófico. Sin embargo, cuando buscaba información por internet o redes sociales me encontraba con una práctica en la que no encajaba: no tengo flexibilidad ni coordinación corporal, posturas muy estéticas pero imposibles para mí. Así que durante un tiempo desistí, simplemente no era para mí.
Por curiosidad, viendo por internet, me llamó la atención una academia de nombre bastante raro : Achala Vinyasa Krama y me decidí a contactar y fué cuando conocía Adriano. Cuando pregunté, lo primero que me dijo cambió todas las ideas que tenía preconcebidas sobre el yoga: “ solo es necesario moverse y respirar, sobre todo esto último ”. Fué el inicio de una etapa de la que sigo disfrutrando. Poco a poco fuí integrando lo realmente importante de la práctica, la respiración consciente y controlada como nexo entre cuerpo y mente. Es increíble el efecto que puede provocar en uno mismo. Se aprende con el tiempo, aún estoy en ello. Así que ya me he quitado el peso y la frustración de no hacer la postura más estética ni perfecta. Si tuviese que definir lo que es yoga para mí, la palabra sería APRENDIZAJE…aprender de uno mismo, mi cuerpo, mi respiración… y por supuesto de la mano de mi maestro Adriano, que sabe darte tu espacio, todo fluye, poco a poco van calando sus enseñanzas. Mucho tengo que agradecerle. Si no desistí en los primeros días ha sido gracias a él.
Sé que no llegaré a la sutilidad y grandeza que hay al final de una vida dedicada al yoga, sé que me quedaré por el camino…pero es un camino precioso y lleno de satisfacciones, y en ese camino estarán Adriano y Achala yoga por muchos años.
NAMASKAR