Hace días, me pedía mi profesor de Yoga una opinión sobre mi experiencia en el centro.
Personalmente tengo que decir que acudir al centro fue para mí una conexión interna con mi persona ya que desde pequeño, recuerdo haber hecho estiramientos y posiciones que son claramente asanas.
Por otro lado me sirvió como asentamiento personal permitiéndome adquirir confianza personal y estimulo a la vez que paz.
Si bien empezamos con una disciplina rígida y seria como es el yoga Iyengar, el centro ha ido evolucionando para posteriormente irse transformando en el yoga que hoy se practica más enfocado al pranayama.
Tanto en una disciplina como en otra me encontré siempre cómodo pues la predisposición del alumno, a mi entender, siempre debe ser la de absorber y aprender la enseñanza del maestro.
Personalmente, considero que la evolución del centro ha sido buena pues la aplicación del nuevo método hace más factible la posibilidad de que el alumno interiorice la postura con un mayor conocimiento corporal y mental en la búsqueda del mantenimiento de la postura o asana dentro del control respiratorio para completar el control del prana ayudando así al crecimiento individual y personal y no sólo el ejercicio del asana.
Esencial es también el espacio dedicado al prana con las prácticas respiratorias, pues nos permite controlar y crear un control respiratorio del todo necesario, especialmente como contraposición a la sociedad actual donde todo urge, todo es inmediato, todo es ya y ahora sin tener en cuenta nada más, perdiendo todo espacio personal de conocimiento interno y de paz personal en definitiva.
Mi valoración del centro es positiva así como la de su profesor pues es alguien que mantiene su formación constante en la búsqueda del conocimiento adecuado para la buena práctica de yoga.
Por tanto considero totalmente recomendable y buena la práctica de Yoga en el centro.