Llegué a las clases de Adriano por casualidad, después de haber probado en varios centros el yoga (el “comercial”) sin encontrarle el punto, mira que quería, eh? Ya había oído hablar de los beneficios de la práctica a nivel físico y mental y pensaba que tenía que ser para mi. Después de casi 3 años, con parón de pandemia y días que la conciliación es imposible, ir a Achala es un imprescindible en mi vida. No estoy más delgada, la asana que se me da mejor es la del muerto (aunque Adriano insiste en lo complicado de mantenerla:) y el control de la respiración está siendo una batalla complicada de ganar, pero sí que puedo asegurar que salgo de cada clase más feliz, más relajada, más consciente de mi cuerpo y de las “malas posturas” del día a día que hay que ir corrigiendo, mi espalda creo que es la está más agradecida a la práctica! Así que sólo puedo recomendaros que probéis, y una vez que lo probéis, que sigáis, porque merece la pena.

ISABEL VÁZQUEZ

Alumna de Yoga