Tengo que decir que empecé a practicar yoga por primera vez con Adriano en julio de 2020. Impulsada y aconsejada por unas amigas que practicaban yoga con él. Fue una época de mi vida en la cual yo andaba como se suele decir “como pollo sin cabeza”. Tanto emocional como físicamente. El empezar la práctica de yoga me costó mucho. Mis primeras clases me las pasaba llorando ya que no sabía estar parada y relajada. Mi cuerpo y mi mente no me lo permitían. La forma de impartir Adriano las clases me fue enganchando, sentía que iba mejorando en todos los aspectos. Supo hacerme conectar con sus clases. Me transmitía una paz increíble y lo más importante, empecé a escuchar a mi cuerpo y mente. Ya que nunca antes me había dado la oportunidad. Supo darme lo que yo necesitaba en ese momento. Me enseñó a saber PARAR. Empecé a ver un cambio en mi estilo de vida, ya que dejé aparte las prisas y mis propias exigencias que tanto daño me hacían, sin siquiera yo saberlo.
Hay virtudes de Adriano que saltan a la vista: preparación, dedicación y entrega al Yoga. Su forma de transmitir tan sencilla y profunda hacen que sus clases sean muy productivas para el bienestar de nuestro cuerpo. Adriano ha conseguido como profesor que me guste practicar Yoga. La mejor decisión que tomé, con el mejor profesor de yoga.

 

ANA AZNAR

Alumna de Yoga